Decorada con banderines de colores, este paseo histórico era antes conocido como "Alto de las Carretas", porque allí paraban los carros tirados por bueyes o caballos. Desde 1822 hasta 1867 funcionó un mercado y en 1900 adoptó su nombre actual.
La feria que se encuentra en la plaza funciona durante el fin de semana y ofrece a quien se dé una vuelta por allí, artesanías, antigüedades, ropa usada, cuadros pintados a mano, entre una gran variedad de productos que se reparten entre el centenar de puestos que se ubican los sábados y domingos.
Los edificios que rodean a el espacio verde contribuyen al interés histórico que genera este paseo turístico. Uno de ellos es el antiguo taller de los artistas Raquel Fonel y Alfredo Bigati, hoy conocido como "Fundación Bigati".
También se hallan en su entorno negocios de anticuarios, la galería comercial (ubicada sobre las calles Defensa y Bethlem) que supo ser el solar que ocupó la casa del militar argentino Domingo French. Los ateliers de artistas, orfebres, fileteadores y plásticos que rodean a la plaza son una cita obligada para quienes deseen cultivarse un poco más en cuanto a la cultura porteña de hoy y de siempre.
A este corazón de la cultura no le faltan los barcitos tan característicos de San Telmo. Sobre la plaza hay mesas y sillas al aire libre para el que quiera comer y beber algo mientras suena un buen tango de fondo. Si se prefiere un momento más íntimo, están a disposición los tradicionales bares que rodean a la plaza, con estética del siglo XIX, o bien, ir al moderno Starbucks de la esquina.
El detalle de color infaltable que tiene la Plaza Dorrego es la continua presentación de artistas callejeros que se hallan sobre las veredas, como las estatuas vivientes, bailarines de tango y músicos.
La plaza y su peculiar feria están delimitadas por las calles Humberto 1° y Defensa y dos cortadas: las calles Bethlem y Anselmo Aieta.
Fuente: Ciudad1
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