jueves, 9 de mayo de 2013

"Acá convivían objetos del siglo XVI con las pantuflas de Perón"

La periodista, investigadora y ensayista respondió a las críticas que generó su designación y señaló la necesidad de "reformular el guión museográfico íntegro del relato de nuestra historia a partir de los pueblos originarios".


El nombramiento de la investigadora Araceli Bellotta –vicepresidenta del Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego– al frente del Museo Histórico Nacional (MHN)suscitó malestar y reclamos por parte de un sector de investigadores e intelectuales. En una declaración firmada por más de 200 historiadores, arqueólogos, antropólogos, científicos sociales, trabajadores de museos, conservadores y diseñadores, se expresó la preocupación por que el MHN "quede al servicio de un discurso único sobre el pasado". Se reclamó también por una política que someta la dirección de los museos e instituciones dedicadas a la conservación de patrimonio a concursos públicos. 


Consultada por Tiempo Argentino, la funcionaria respondió a las críticas diciendo que es facultad del Poder Ejecutivo nombrar en estos cargos a quienes se consideren idóneos –en su caso viene de dirigir el Complejo Museológico Enrique Udaondo– y esgrime, respecto del trabajo del saliente José Antonio Pérez Gollán, que se encontró con un MHN "sin guión historiográfico" en donde convivían "objetos del siglo XVI con las pantuflas de Perón".

lunes, 6 de mayo de 2013

Raíces danesas en plena Ciudad

La comunidad dinamarquesa tiene su propia Iglesia. Un edificio de 82 años lleno de historias.


Su ubicación no es una casualidad. Igual que otros templos de comunidades nórdicas, la cercanía con el puerto tiene su razón. Es que esos edificios solían ser refugio para los marineros que llegaban a Buenos Aires y buscaban asistencia no sólo espiritual. Por eso, después de estar algunos años usando un salón en la avenida Paseo Colón al 1100, la comunidad dinamarquesa de Buenos Aires decidió tener su propia iglesia. Así, en mayo de 1929 compraron el terreno; en agosto de 1930 colocaron la piedra fundamental y el 10 de mayo de 1931 inauguraron ese edificio que el viernes próximo, en Carlos Calvo 257 y sobre la vieja barranca del bajo porteño, cumplirá 82 años.

Su denominación en idioma original es Dansk Kirke, pero aquí se la conoce simplemente como Iglesia Dinamarquesa o Danesa. En su momento, el terreno costó poco más de $ 30.000 y el adelanto (unos 10.000) se había juntado con el esfuerzo de muchos que, con donaciones, rifas y kermeses, sumaron billete tras billete. Ya había pasado una década de la llegada del primer pastor y la comunidad de residentes daneses en Buenos Aires iba en aumento, algo que también se registraba desde años anteriores en otros lugares como Necochea, Tandil y Tres Arroyos.