martes, 27 de diciembre de 2011

El coleccionista de duendes

Dice, de acuerdo a la leyenda, que los duendes lo eligieron a él. Su pasión arrancó en un acto de 1° grado y hoy a los 45 años ya tiene más de 3.000 ejemplares en su local de San Telmo.


Yo creo en los duendes”. Esta declaración de principios recibe a curiosos y clientes que entran en “El rincón de los duendes”. Ricardo Nieva, el dueño del negocio y de una colección que ya supera los 3.000 duendes, la repetirá varias veces durante la charla. Su local llama la atención. Parece una cabaña barilochense que aterrizó de la nada en Defensa y Juan de Garay, con un duende enorme que da la bienvenida en la puerta.

domingo, 25 de diciembre de 2011

A los mercados de Buenos Aires

Mercado San Telmo: carnes, verduras y objetos


“Si yo te cuento lo que tendría que contar...”, dice Marlene, haciendo un silencio al final de su frase y dando vuelta la cara, misteriosa. El lugar es una mezcla de los viejos mercados a los que los vecinos van a hacer las compras diarias y también un refugio de antigüedades, souvenirs y objetos dedicados a los paseantes del barrio. Así, el San Telmo turístico y el San Telmo popular conviven, se entrelazan, se enredan en los pasillos de este enorme edificio construido en 1897.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Tambores y candombe para alegrar la tarde en San Telmo

Fue sobre Defensa, entre Independencia y Caseros. Una fiesta con vecinos y muchos turistas.


Toda una promesa de bailarina, al frente de la comparsa “Mburucuyá” una nena esquivaba los baches y los adoquines desalineados de la calle Defensa sin perder jamás la gracia y el ritmo. Detrás, los músicos le daban rienda suelta al desenfrenado batir de tambores y un grupo de entusiastas los seguía; pero lejos, muy lejos, de las habilidades de la bailarina principal de la agrupación llegada desde San Martín.


domingo, 11 de diciembre de 2011

La celebración catalana, a la criolla


David la mira a Ariadna, espía detrás del vaso de cerveza, le sonríe y con su acento matizado por el alcohol le dice que “valió la pena”. De lo que habla este catalán de 29 años es de la interrupción que tuvo el viaje de boda que hicieron con Ariadna desde España hasta la Argentina. Y de la sorpresiva cancelación que tuvo la visita que habían programado para este fin de semana largo a la Patagonia. “No podía perderme el Barca-Real”, le confiesa a Clarín este hombre, apenas uno de los más de 150 fanáticos del equipo culé que se reunieron en el Casal de Catalunya (convocados por la Peña Nicolau Casaus, una de las más importantes del Barcelona fuera de España) para vivir el clásico por pantalla gigante.