domingo, 25 de diciembre de 2011

A los mercados de Buenos Aires

Mercado San Telmo: carnes, verduras y objetos


“Si yo te cuento lo que tendría que contar...”, dice Marlene, haciendo un silencio al final de su frase y dando vuelta la cara, misteriosa. El lugar es una mezcla de los viejos mercados a los que los vecinos van a hacer las compras diarias y también un refugio de antigüedades, souvenirs y objetos dedicados a los paseantes del barrio. Así, el San Telmo turístico y el San Telmo popular conviven, se entrelazan, se enredan en los pasillos de este enorme edificio construido en 1897.

El mercado es testimonio de una ciudad que buscaba emular las tendencias modernas europeas, instalando nuevos materiales y nuevas construcciones. El edificio es obra del arquitecto Juan Antonio Buschiazzo, que ideó una construcción con base de pilares de acero, techo vidriado y pisos de mármol, una combinación que le da un aire imponente y acogedor. Como lugar de compras diarias, el lugar se mantiene con un par de buenas verdulerías, pollería, carnicería y una pescadería, lo justo y necesario para los vecinos, aunque han ganado terreno locales en los que se pueden encontrar ropa usada, sombreros, cafeteras o fiambreras antiguas, teléfonos con disco, postales, herramientas de cocina o copas antiguas. No todos venden lo mismo: Eliana por ejemplo se especializa en copas, tazas, vasos y vajilla antigua, con piezas de colección en muchos casos a precios muy buenos. “Yo me muevo con gente del barrio”, afirma, aunque hay extranjeros que van cada tanto a buscar piezas especiales.

El Mercado San Telmo vivió muchos años a la sombra del Mercado de Dorrego, el centro turístico del barrio. “Costó mucho tiempo lograr que entren acá”, agrega Eliana. La mayoría de los locales abre de jueves a domingos, como pasa con el Café del Mercado, buen lugar para una comida al paso. Hay sandwiches, pizzas, milanesas y platos del día. Los canelones son parte del mito del que hablan los habitués. Hay también nuevos locales, como La juguetería de Tati, en la que Adrián Cellone instaló su pasión: el coleccionismo de juguetes antiguos. Hay muñecas de más de 100 años y muñecos de E.T., un juego de caballos de carrera de los años ‘50 prohibido décadas después, robots, muñecas Marilú o los proyectores Cine Graf, como los que el mismo Adrián utilizaba para proyectar cintas a sus amigos de San Justo. “Argentina fue potencia mundial en la producción de juguetes entre los años ‘40 y ‘60”, cuenta. A sus juguetes de lata y también a las estructuras de metal que sostienen el edificio se les ven las marcas del tiempo. Eso es parte del misterio. Eso es parte del encanto.

El Mercado San Telmo queda entre las calles Defensa, Bolívar, Estados Unidos y Carlos Calvo. Horario de atención: todos los días de 8.30 a 20.30.

Fuente: Pagina 12

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