lunes, 23 de abril de 2012

Tita de San Telmo

Nos referimos a la querida cantante y actriz Tita Merello, llamada también “la morocha argentina” y “Tita de Buenos Aires”.

Registrada con el nombre Laura Ana Merello, nació el 11 de octubre de 1904 en la calle Defensa 715, en un conventillo de San Telmo. Su padre, Santiago Merello, era un vecino del barrio, cochero de profesión, quien moriría cuando Tita tuviera cuatro meses de vida, a los 30 años de edad. Su madre, Ana Gianelli, era una uruguaya que trabajaba como planchadora, quien la reconocería como hija cuatro años después de su nacimiento, por razones que no están muy claras.


Tuvo una infancia muy dura: económicamente y por falta de cariño. Estas condiciones le templaron su personalidad de carácter arrabalero (“el dolor nació conmigo"), con el cual más que interpretar personajes ajenos, era su propia manera de ser la que la expondría al público con naturalidad de grande (“mi mejor personaje soy yo”). A los 12 años era analfabeta por no haber podido concurrir a la escuela, pero el redactor periodístico Eduardo Borras le enseñaría a leer y escribir a partir de los 15 años, lo que generaría una profunda amistad y agradecimiento en Tita.

Tiempo de títeres

La pelota blanca oscilaba como una boya. No tenía cara. No tenía brazos ni ropa, solamente un poco de cinta para mantener la poca estructura que tenía mientras se balanceaba allí, detrás de una pared negra. De repente se escucharon, atrás de la pared, gritos …“¡corre, corre, corre!” y la pelota se lanzó al otro lado. En esos segundos, la pelota cobró vida y emoción. Con gestos humanos y una voz fuerte se transformó, ya no era un mero objeto tenía una historia.


El hombre que animaba a la pelota era el chileno Italo Cárcamo y dirigía una clase sobre los títeres. Con más de 10 años de experiencia, Cárcamo hacía parecer fácil darle al objeto inanimado vida y personalidad.

viernes, 13 de abril de 2012

Alejandro Digilio: “Lo que tenés en casa alcanza para crear efectos especiales”

Mezcla de chef vanguardista, mÚsico y alquimista, Digilio hace que la mesa sea una experiencia para los cinco sentidos.


El chef ejerce su magia en La Vinería de Gualterio Bolívar, un local de San Telmo transitado por quienes buscan que el simple acto de comer se transforme en una experiencia completa. 

Tres meses que van para dos años y todo gracias al vino

Sommelier, vino de Venezuela para hacer un curso corto de enología y no se fue más. Vive en San Telmo con su gato Cot, el nombre de la cepa francesa del Malbec.


Era la última semana de invierno cuando llegué a Buenos Aires. Soy venezolana y como sommelier me vine a Argentina con la intención de hacer un curso corto de enología durante tres meses. Había venido en otras oportunidades de vacaciones y siempre me fui con ganas de regresar.