lunes, 4 de marzo de 2013

La Coruña, otro añejo bar notable que cierra entre la desidia y la indiferencia


Abierto desde 1961 en la calle Bolívar, en pleno corazón de San Telmo, bajó la persiana ante la imposibilidad de afrontar un elevado alquiler que le pedían los dueños del inmueble, que pertenece al histórico mercado del barrio.


La Coruña era San Telmo", se lamenta Zulema "la negrita", de 82 años, una histórica de la cuadra de uno de los primeros barrios que tuvo la ciudad. A pocos metros de su bar, el "Pedro Telmo", se erige la reja metálica de otro boliche, que deja entrever el esqueleto metálico de un mostrador que ya no está, un aura amarillo que lo envuelve todo, y un cartel de "Prohibido Fumar", lo único que sobrevivió de lo que supo ser un lugar de referencia. Ya no quedan pucheros, camparis, las charlas de clientes en la madrugada, ni los gritos de Carmen poniéndolos en su lugar. Ya no. Tras casi 60 años, cerró el bar notable La Coruña, en el corazón de San Telmo. Con él ya son al menos 12 las confiterías o cafés protegidos por ley que dejaron de funcionar en los últimos once años, sobre un total de 84 lugares emblemáticos.


El gobierno de la Ciudad desconocía la situación de La Coruña, y quien estaba a cargo de la cantina de Bolívar 982, Carmen Moreira López (hija de los fundadores), ya no podía o no quería seguir. Los dueños son los mismos que administran el Mercado, quienes le pidieron que cierre de diciembre a marzo para hacer reformas en el piso y el techo (supuestamente se llovía), según contó a Tiempo Argentino. "Aunque Carmen se fue y en estos meses no tocaron ni remodelaron nada", afirma Luis, de la carnicería del Mercado que les proveyó mercadería durante estas tres décadas. Teniendo en cuenta los 7000 pesos por mes de alquiler, más los sueldos de los empleados y la imposibilidad de vender, el mensaje fue que "indirectamente cierre", a lo que se agrega la negativa de los dueños a renovarle un alquiler vencido hace tiempo.

La Coruña nació en junio de 1961, con la llegada del matrimonio Moreira López desde la región española de Galicia. El puchero, la tortilla española, los vermús o las cervezas en verano, las discusiones hasta la madrugada, y la presencia de los bohemios del barrio hasta altas horas de la noche eran postales clásicas de un lugar que hizo culto del placer de lo cotidiano, con la familiaridad que se respiraba en el aire y la valoración del sentirse cliente del lugar. Su estirpe de vieja cantina que casi no sufrió modificaciones en 50 años lo hacía un punto de referencia para filmaciones, como lo hicieron Alejandro Agresti o Sergio Renán.
"Antes la gente se quedaba hasta más tarde. Los primeros años iban los portuarios o los de Ítalo-Argentina de Electricidad. Cuando aún existía el Padelai iba el padre Scarcela con los chicos del Patronato de la Infancia. Por la mano izquierda entraban las nenas, por la derecha los varones", recuerda Carmen. Como agradecimiento por la entrega de un jamón que colgaba del mostrador, cierta vez que fue a bendecir el bar, el cura le regaló a su padre un cuadro de San Pedro González Telmo que colgó hasta el último día junto a cuadros de equipos de fútbol y a unos cuernos de carnero.

Por dentro, La Coruña está vacía. Carmen vendió casi todo, desde la clásica estantería donde se exhibían múltiples botellas hasta el viejo mostrador, que pasó a manos del Bar Federal. A Tony, un inglés de sombrero colorado, le regalaron la silla en la que se sentó todos los días, y el histórico televisor de 29 pulgadas lo compró Luis, que se lamenta: "La Coruña era el lugar de encuentro de los muchachos del mercado los sábados al mediodía, como un Polémica en el bar. De ese tipo de cantinas ya no quedan. Las nuevas son todas parecidas. Lo veo cerrado y se me hace un nudo en la garganta." 

Aldo, del comercio "Yupanqui" que vende vinilos y otras antigüedades en el mercado, subraya: "Es una lástima, porque iba mucha gente y fue el primer bar de la cuadra, pero no le quisieron renovar el contrato. Con esto se sigue perdiendo la esencia del barrio. Si no fuera por los vecinos, todos estos lugares cierran. Parece que a nadie le interesa, los nombran notables y después nadie vuelve a visitarlos." Liliana, que tuvo a su cargo el bar Las Marías durante 45 años, es una de las por ahora 30 personas que se anotaron para ocupar el sitio vacante que dejó Carmen. "Cualquiera quiere ese lugar. La idea es mantenerle la fachada como está. Antes los bares eran para la gente del barrio, pero San Telmo fue cediendo su identidad al poder económico y ahora es para los turistas."

Si bien se supone que cada seis meses deben recorrerse los más de 80 bares notables porteños para establecer un cuadro de situación y prioridades de ayudas, la propia encargada del bar confirmó que nunca se le acercó personal de ningún organismo oficial. "El gobierno de la Ciudad nunca enfocó el tema de bares notables, no hay política de Estado. No basta con una simple declaración. Debería hacer una lista de prioridades, recorrer, dar subsidios que también lo comprometa al dueño del bar. San Telmo todavía es familiar, pero tengo mucho miedo de que todos estos cambios y cierres le hagan perder esencia", agrega el arquitecto José María Peña, uno de los impulsores de la protección del barrio como casco histórico.
Hasta 2011 el Fondo Metropolitano de Subsidios con el que contaba la Ciudad no superaba los 200 mil pesos, y no tuvo un gran aumento en estos dos años. En 2012 sólo el Café Roma, en La Boca, fue beneficiado con aportes. "La ley no invade la propiedad privada, no podés obligar al propietario a que mantenga el rubro", indica la titular de la Dirección de Patrimonio e Instituto Histórico, Liliana Barela, quien adelantó que este mes sumarán tres sitios al listado de notables. Y agrega: "En general subsidiamos a los que se presentan, al que está en crisis. 

Algunos dejaron de ser bar notable porque dejaron de hacer lo que lo hacía notable. El tema es cuando el problema es social, o representan a una época que ya no está. La mejor manera de poder hacer algo es que nos avisen. Si no nos dicen no podemos saber si los podemos ayudar, y a veces es irreversible." «

Al rescate emotivo

Notables: Son 73 cafés, billares y confiterías. A pesar de estar protegidos por ley, considerados patrimonio, y ser parte de un programa oficial, varios cerraron y otros sobrevivieron gracias al empuje de los vecinos.

Cerraron: American Bar (Sáenz Peña 632), El Chino (Beazley 3566), Café Aragón (Donizetti 599), Café Argos ( Lacroze 3499), Café Café (Estación Retiro. Ferrocarril Mitre), Clark’s (Sarmiento 645), Correa (Cabildo 4402), Bar Dante (Boedo 745), Café Izmir (Gurruchaga 432) y QueenBess (Santa Fe 868).
Richmond: En Florida y Corrientes, cerró en agosto de 2011. Iba a ubicarse el local más grande de una reconocida marca deportiva norteamericana. Hoy la causa está judicializada.

Rescatados: El Británico (Brasil 399) y El Gato Negro (Corrientes 1669). El primero, de 1930, fue salvado en 2006 gracias a la gestión de la Secretaría de Cultura de la Nación y más de 15 mil firmas de vecinos. El segundo, con 85 años de trayectoria, tenía orden de desalojo en 2007 y se evitó.

Fuente: Tiempo Argentino

Link: http://tiempo.infonews.com/2013/03/04/sociedad-97558-la-coruna-otro-anejo-bar-notable-que-cierra-entre-la-desidia-y-la-indiferencia.php

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