domingo, 3 de noviembre de 2013

La inolvidable "'Tita''


El 11 de octubre de 1904, en un humilde conventillo de la calle Defensa al 715, en el barrio porteño de San Telmo, nació una niña a la que llamarían Laura Ana, más tarde inmortalizada con el seudónimo de "'Tita'' Merello. Su padre Santiago Merelli, era de profesión cochero de mateos. En cuanto a su madre hay controversias. Algunos sostienen que no hay ningún registro de ella, tal vez por ser menor de edad o porque no quería saber nada de su hija. Transcurridos 4 años del nacimiento, será la joven uruguaya Ana Ganelli o Gianelli quien la reconocerá en la partida.

Su padre murió cuando la niña era muy pequeña y como su madre no podía criarla la llevó a un asilo. Más tarde, reconocería este hecho de la siguiente manera: "'Yo conocí el hambre. Yo sé lo que es la vergüenza y el miedo.'' Sobre su niñez recordaría además: "'Mi infancia fue breve. La infancia del pobre es más breve que la del rico. Era triste, pobre y fea''.

Lo cierto es que Laura Ana llegaría al escenario cuando se entera de que solicitaban coristas en un teatro cercano al puerto. Éste era un lugar frecuentado por marineros y gente de bajo fondo. Un periodista de aquel entonces dice que era un teatrillo de mala muerte, casi pornográfico, de nombre "'Bataclán'', por eso a las coristas se las conocería como bataclanas sinónimo de "'mujer alegre''. Pasado un tiempo la joven se convirtió en una "'vedette''. En esta condición es cuando estrena la obra "'Leguisamo solo'' del director musical de la compañía, Modesto Papavero, un italiano acriollado aficionado al turf.

Un crítico teatral destacado que la conoció antes de los años "30 comentó sobre la muchacha: "'Es una de las actrices más temperamentales, más fogosas y de carácter más fuerte de la escena nacional, a la par que es muy pícara, muy rápida para las réplicas, muy inteligente, e interpreta los tangos como actriz.''

Llegó el cine a nuestro país y con éste comenzó la carrera cinematográfica de Laura Ana. En 1933 aparece en la primera película sonora argentina, "'Tango''. Otras apariciones posteriores fueron de "'Segunda damita joven'', donde realiza un personaje con una personalidad contraria al de la primera actriz cuyo rol derrochaba "'candidez'', todo en un tono de comedia.

Un film de 1937 que la revela como actriz dramática fue "'La fuga'', en ella sorprendió a productores y directores, por su expresión, su naturalidad y su desenvoltura. Luego siguieron películas como "'Morir en su ley'', "'Filomena Marturano'', "'Los isleros'', "'Arrabalera'', "'Pasó en mi barrio'', "'Guacho'', "'Para vestir santos'' y "'Amorina'', entre otras.

Laura Ana afirmaba: "'Mi mejor personaje es el mío. Una actriz dramática se llora a si misma cuando interpreta un personaje teatral.''

El mismo Gardel admiró su faceta dramática. En una correspondencia de 1934, el Zorzal le pedía a su apoderado y amigo Armando Defino que averiguara si era posible contar con ella para el rodaje de "'Cuesta Abajo'': "'Es una especie de Marlene Dietrich criolla'', decía en la carta.

Como periodista, debuta en 1931 en la revista "'Voces''. Es una de las pocas actrices que tiene su carnet de "'Periodista''. Le gustaba escribir. Muy meritoria es su labor en las letras, considerando que aprendió a leer y escribir recién a los 20 años.

Como cancionista de tango no era de las mejores voces, sin embargo, tenía ángel y carisma. El público la aceptó. Sus temas por todo ello.

Grabó por primera vez un disco en 1927, bajo el sello Odeón, con dos temas: "'Te acordás reo'' y "'Volvé mi negra''. En 1929 pasaría a la Víctor donde graba 20 temas, destacándose "'Tata ievame p'al centro'', "'Che pepinito'' y "'Te has comprado un automóvil''.

Laura Ana obtuvo varios premios como actriz, pero el más importante fue el aplauso y el cariño del público, el reconocimiento que permanece hasta hoy y que la ha consagrado como un mito, un símbolo de Buenos Aires. Con el tiempo y en pleno desarrollo de sus éxitos actorales es requerida por el teatro, la televisión y por la radio, medio, este último, en el que permanecería hasta su vejez.

En lo personal, tuvo varios romances, pero el amor de su vida fue Sandrini, con él vivió aproximadamente una década. Algunos sostienen que la abandonó por una actriz más joven pero menos importante, Malvina Pastorino.

Morocha, de lindas piernas, bajita, de labios gruesos y sensuales, y el gesto de mirada provocadora. Esa era Laura Ana, una estrella, ella y su personaje arrollador. Esa era Tita Merello.

Fuente: Diario de Cuyo

Link: http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=596254

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