Hace seis años que Mafalda está sentada en Defensa y Chile y la fila para sacarse una foto con ella no merma. Es que, como señaló el líder inglés Winston Churchill (1874-1985), un (buen) chiste es cosa seria. Por eso, éste es un lugar oportuno para arrancar un paseo –de los tantos posibles– por San Telmo, uno de los barrios más antiguos de la Ciudad: tiene espesura sin solemnidad.
Hay empedrado. Así que se anda un poco a los saltos. Entre lo viejo y lo nuevo. Entre anticuarios y diseñadores contemporáneos. En el trajinado Mercado (1897), entre el local donde Angelito vendió pan por más de 50 años –y aunque ya no está, sigue casi igual– y la pérgola donde las florerías dieron paso a un bar de cafés del mundo. O afuera, en el bar Plaza Dorrego, entre tangos, “shakes” (licuados) y moscato.
También se puede ir de la calma a la inquietud: subir con la vista la escalera al cielo de la torre de la Iglesia Dinamarquesa o abrir los ojos como platos ante obras del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba).
Para que la variedad no apabulle, vale recordar que el paseo es breve y el barrio, chico (cerca de 1,3 km2). Claro que, como el humor inteligente, pueden crecer, y despabilarnos.
Fuente: Clarín
Link: http://www.clarin.com/ciudades/antiguo-nuevo-saltos-sonrisas_0_1429057340.html
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